Recomendaciones para tu proceso terapéutico

La terapia es un compromiso contigo mism@

En el momento en que reconoces que necesitas acudir a terapia, estás comenzando un viaje interno de sanación.
Es un compromiso interno contigo mismo, con tu vida y con el mundo.

No te asustes si al principio del proceso terapéutico te sientes algo movido. La terapia revuelve el interior de la persona, hace conscientes aspectos que teníamos olvidados o adormecidos en el plano inconsciente.
En terapia se trabajan, también, partes de nuestro carácter que en algún momento fueron necesarias para nuestro crecimiento (por ejemplo, un rol victimista, orgulloso, miedoso…), pero que actualmente han quedado obsoletas y nos impiden avanzar hacia nuestra felicidad.

Los terapeutas gestálticos humanistas hemos pasado también por procesos terapéuticos como el que tú ahora deseas emprender. De esa manera podemos acompañarte en tu propia travesía, respetando tus tiempos y dándote el soporte necesario para que puedas profundizar en aquellos aspectos de ti mism@ que deseas cambiar y/o mejorar.

Lo primero que decimos en Espaipertu cuando una persona viene a realizar su primera visita es que la terapia no se limita a las 2 ó 4 horas que estas en proceso (dependiendo de si es semanal o quincenal). La terapia empieza realmente al salir por la puerta y contactar con tu realidad, haciendo conscientes los patrones de relación que se han abierto, o reconociendo esa zona de confort de la que tantas veces nos es tan difícil alejarnos. “Darse cuenta” es el primer paso.
También hacemos mucho hincapié en que este proceso de cambio que has decidido comenzar está íntimamente ligado con la energía que tú estés dispuest@ a invertir. Nosotr@s no hacemos milagros: te acompañamos en un viaje en el que tu proceso depende de cuanto estés dispuesto a profundizar dentro de ti.

Y este viaje, por supuesto, es de ir paso a paso respetando en cada momento tu ritmo. Hay personas que llegan a terapia con muchas prisas, con ansiedad, que creen que podrán cambiar un patrón, una creencia o su propio carácter en unas pocas sesiones. En Gestalt consideramos el proceso terapéutico como una cebolla que hay que ir pelando capa a capa. Cada nuevo nivel ha de ser observado, trabajado e integrado para poder pasar al siguiente, para llegar cada vez a un nivel de conciencia más interno. Cada uno de estos pasos fortalece nuestro amor propio y nuestro amor por la vida.

  • Crear una alianza terapéutica

El hecho de abrirse ante un/a desconocid@ (el/la terapeuta) ya supone un paso terapéutico importante. En el inicio de una terapia la creación de un espacio que permita un vínculo de confianza es vital. La alianza terapéutica entre cliente y terapeuta es fundamental, ya que a lo largo del proceso se tocarán temas muy íntimos, heridas muy profundas, y la manera de poder trabajarlos es sentirse completamente segur@ y reconfortad@ en un espacio de escucha y confianza total.
El/la terapeuta está trabajando para tu sanación. No va a juzgarte, no va a etiquetarte por tus experiencias o decisiones vitales. La información que decidas no compartir por miedo o vergüenza simplemente construirá un muro entre amb@s que ralentizará tu proceso curativo.
Cuando decidiste comenzar a ir a terapia diste un paso muy importante; abrirte ante el/la terapeuta supondrá el acto de valor definitivo.

  • Propuestas terapéuticas

En Espaipertu nos gusta proponer ejercicios y/o dinámicas terapéuticas para que realices entre sesión y sesión. Son muy eficaces para ver cómo se desarrollan tus patrones de conducta en la “vida real”. Algunos de ellos son:

–       Llevar un Diario terapéutico, para que lo vayas redactando a lo largo de la terapia, y puedas recurrir a él en cualquier momento.
–       Escribir los “Darte cuenta” y las reflexiones que te llevas de cada sesión terapéutica.
–       Realizar algún acto/dinámica/experiencia nueva que te ayude a explorar tus límites y a abrir nuevas puertas y oportunidades para ti.
–       Realizar algún tipo de ritual que te pueda acompañar a nivel inconsciente a sentir y limpiar cosas de tu pasado.

  • Tomar tu responsabilidad

Los procesos terapéuticos son acumulativos: no podrías dar un paso más hacia adelante si no hubieses realizado todos los anteriores. Tu responsabilidad y continuidad en la mirada interna son una gran clave en terapia, así como la coherencia y la humildad.
Es normal que haya sesiones en las que te des cuenta de muchas cosas y salgas de ellas con una gran fuerza, y otras tras las cuales te sientas confus@ o incluso enfadad@. Por eso, repetimos, es tan importante que recuerdes que las sesiones son acumulativas: una te llevará a la otra.

L@s terapeutas estamos aquí para catalizar lo que hay dentro de ti, para despertar aquello que ha quedado adormecido. A veces tendremos que confrontarte con aspectos de ti mism@, y quizá no resultará agradable, pero no será para dañarte, sino para hacerte más consciente, y, por tanto, más viv@.
Puedes enfadarte con tu terapeuta, y decírselo. La comunicación sincera es otra de las claves para que la terapia, esa terapia de la que te haces responsable, porque forma parte de tu vida, pueda sacar todo aquello que había quedado escondido en tu interior para que puedas trabajarlo.

  • No reprimir las emociones

A lo largo de las sesiones aparecerán emociones de todo tipo, algunas de ellas muy intensas. Cada persona tiene su manera de enfrentarse a lo doloroso, a lo vergonzoso, a lo que le resulta desestabilizador.
El/la terapeuta está ahí para ayudarte, para acompañarte, no para juzgarte, por lo que siéntete libre y segur@ para dejar fluir tus emociones. Si el vínculo es sólido, si la alianza terapéutica se va afianzando sesión a sesión, cada vez te será más fácil.

  • La importancia del cierre y la despedida

La apertura es tan importante como el cierre.
Así como el inicio de un proceso terapéutico requiere de voluntad, confianza y compromiso, su cierre implica también una conciencia y una reflexión.
Cliente y terapeuta han construido un vínculo y han realizado una labor conjunta que ha ido tejiéndose día a día, a lo largo de cada una de las sesiones. La última es especialmente importante, ya que permite una conclusión, un recoger los frutos del tiempo invertido por ambas partes.
El cierre y la despedida suponen un nuevo comienzo, porque, tras la terapia, una nueva oportunidad de vida se abre ante ti.

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Seguimos…

Núria Remus

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