El amor en las redes y el miedo al compromiso

EL AMOR EN LAS REDES Y EL MIEDO AL COMPROMISO

En este momento de vida el mundo online nos ofrece más que nunca nuevas maneras de comunicarnos y relacionarnos. Y aunque cada vez son más las parejas que se han conocido a través de las aplicaciones, también hay otra realidad que hay que afrontar.

Ya llevábamos años inmers@s en esta ola digital, utilizando aplicaciones para conocer gente nueva, coleccionando experiencias, sumando encuentros. Todo suma, ciertamente, y , aunque paradójicamente vivimos en la “era de la comunicación”, es una realidad palpable que cada día es más difícil encontrar una pareja con la que realmente sintamos esa conexión que permite construir una relación estable y duradera.

El vacío y la soledad que nos atenazan en esta época complicada es en  ocasiones difícil de soportar para algunas personas, y el uso de este tipo de aplicaciones puede parecer una manera de mitigarlos: el contacto es rápido y fácil, hay un gran abanico de personas al alcance de un clic, un sinfín de posibilidades… Pero precisamente esta inmediatez y enorme variedad donde escoger hacen que estos contactos se vuelvan en muchas ocasiones fríos y superficiales.

Todo es tan rápido, que, a la que alguien no contesta al momento:

¿por qué esperar, si podemos comenzar a hablar enseguida con otra persona?

Tenemos tantas posibilidades que, a la que surge un pequeño problema, ¿para que enfrentarse a ello, si podemos probar algo nuevo? Incluso, si un día no tenemos ganas de charlar con esa persona a la que estamos conociendo virtualmente o hemos conocido a alguien más interesante para mí, ¿por qué no, simplemente, desaparecer (fenómeno llamado ghosting)?

A esto se añade, además, la desconfianza inherente a una comunicación escrita (al menos al principio), en la que quien hay al otro lado puede estar escondiéndose tras una foto y un nombre que quizá no son reales. Sabemos que podemos ser engañad@s, así que nos creamos una coraza que nos protege de las desilusiones (o eso creemos), pero que también impide que puedan forjarse lazos auténticos. Se pierde la magia de la presencia, el encanto del tú a tú. No vemos cómo el/la otr@ se mueve, cómo habla, cómo se reflejan sus emociones en su rostro. No podemos captar su energía. La comunicación se vuelve, por tanto, más fría, menos verdadera, menos espontánea. Podemos creer que tenemos un mayor control (si no te ven, puedes esconder ciertas debilidades o defectos), pero perdemos el calor del/de la otr@, la fortaleza del vínculo real.

Quizá una cita rápida pueda proporcionarnos un placer inmediato, una sensación efímera de compañía, la satisfacción momentánea de una necesidad, pero… ¿es eso lo que realmente estamos buscando? El vacío puede llenarse por un rato, pero luego volverá a presentarse, porque la coraza que hemos construido impide que podamos entrar en verdadera conexión con otro ser.

¿Qué consecuencias emocionales puede tener esta dinámica a nivel personal? Son muchas las personas que sienten dolor, frustración y confusión ante situaciones derivadas de estas prácticas.

Quizá has mantenido relaciones sexuales varias veces con una persona, crees que todo va viento en popa, y de repente te encuentras con la inevitable pregunta: ¿está hablando con más personas?, o te  deja de contestar a tus mensajes, desaparece, haciéndote “víctima” del temible ghosting. No entiendes qué ha pasado, empiezas a preguntarte qué habrás hecho mal. Tu autoestima baja, la herida y la sensación de abandono se hacen patentes.

Algunas personas pueden llegar a tener niveles de ansiedad muy altos y entrar en bucles de pensamientos autodestructivos: Nadie me quiere, siempre lo hago mal, siempre me sustituyen por alguien mejor.

Te prometes que la próxima vez no te harán daño, porque te habrás hecho un caparazón más duro por el que no podrá colarse el dolor… y así entras en la rueda del miedo al compromiso, el gran protagonista de nuestros tiempos. Sin darte cuenta de que esas personas que has conocido que tenían terror a comprometerse… seguramente, como tú, empezaron a tener ese temor precisamente por miedo a vincularse y sufrir el rechazo del/de la otr@.

Si te ha gustado este texto puedes compartirlo o comentarlo, te agradeceremos que indiques la autoría, ya que hay un tiempo y una energía propia en él. Gracias !

Seguimos…

Núria Remus

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