También llamado “ciclo de las necesidades”, constituye el enfoque a través del cual la Gestalt nos hace ver el desarrollo de una necesidad, desde su nacimiento hasta su realización.
La vida de los seres humanos está compuesta por un sinfín de estos ciclos. Cuando uno de ellos no llega a completarse por alguna razón, se produce un desequilibrio.
Las etapas de este ciclo son:
– Sensación: Desde un estado de reposo, la persona empieza a sentir algo que cambia su situación inicial. (No me siento bien, estoy aburrido.)
– Toma de conciencia: La persona identifica la sensación como una necesidad, y piensa en cómo podría satisfacerla. (Ya sé lo que me pasa: me siento solo. Necesito hablar con alguien.)
– Energetización: Una vez identificada la necesidad, la persona se pone en movimiento para poder satisfacerla. (Me levanto del sofá para coger el teléfono para hablar con mi mejor amiga.)
– Acción: El movimiento de la persona da lugar a llegar a hacer aquello que puede satisfacer su necesidad. (Marco el número de mi amiga.)
– Contacto: Se produce el contacto entre la persona y aquello que puede satisfacer su necesidad. (Hola, Teresa. ¡Qué bueno hablar contigo! Me sentía solo y necesitaba escuchar tu voz.)
– Realización: La persona disfruta el momento en que su necesidad se está viendo satisfecha. Es un instante de contemplación, de bienestar. (Qué maravilloso poder hablar con Teresa, qué necesaria es en mi vida.)
– Retirada: Una vez satisfecha su necesidad, la persona se retira y descansa. (Ya no me siento solo; me retiro y descanso.)
El flujo de la vida contiene, como hemos dicho, un sinfín de estos ciclos de necesidad, en los que vamos desde la sensación hasta la realización y retirada. Un ciclo interrumpido supone una Gestalt inconclusa, provocando un estancamiento que desequilibrará a la persona.
La Gestalt proporciona a la persona las herramientas que le permiten comprender qué partes de sí misma han quedado estancadas, bloqueadas en un momento determinado. El trabajo sobre sus diferentes planos, desde lo corporal hasta lo espiritual, ofrece a la persona la fuerza necesaria para responsabilizarse de sus acciones y decisiones, desde su Aquí y Ahora, encaminándola hacia una nueva manera de caminar por el mundo, más honesta, más saludable, más armónica.