Ante una crisis de pareja es fácil no saber que camino tomar. La terapia de pareja tiene como finalidad acompañar a los protagonistas a profundizar en su relación y gestionar situaciones estancadas o de conflicto.
Así, las crisis, lejos de ser un obstáculo que impiden el encuentro, dan paso a una nueva oportunidad para desarrollarse y relacionarse con más profundidad y agrandar la capacidad de amar, mirándose y rescatando todo lo necesario para restablecer la intimidad, la creatividad o la comunicación perdida. La terapia Gestalt contribuye a un mejor conocimiento propio, del otro y de las posibilidades del vínculo y así generar un TU, YO y NOSOTROS.
La relación de pareja, después de la familia de origen, es el vínculo más importante y significativo que establecemos las personas a lo largo de nuestra vida. En terapia es un tema que se nos presenta con mucha asiduidad. Es en la relación de pareja donde se representa lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros. A lo largo de nuestra vida en relación podemos atravesar crisis, momentos difíciles que se nos presentan como una oportunidad de crecimiento y de revisión de nuestros patrones de conducta. Si nos atrevemos, puede ser un camino de autodescubrimiento y una oportunidad para aprender a gestionar nuestras relaciones y conductas que posiblemente estén obsoletas y dañen a nuestros seres queridos, siendo motivo de frustración e insatisfacción constante.
Cuando nos vinculamos en pareja, solemos depositar en ella expectativas y deseos interiores insatisfechos para llenar nuestros vacíos. Muy a menudo, dichas expectativas no coinciden con la realidad o bien son muy difíciles de cumplir para la otra persona.
Cuando los dos miembros de la pareja son conscientes de sus propios patrones y vacíos internos, se puede generar un buen vínculo afectivo, de adulto a adulto, siendo la relación un bonito espacio de convivencia y nutrición.
Las circunstancias personales o distintos procesos internos que cada uno de los miembros de la pareja esté atravesando en el momento presente (problemas no resueltos de la infancia, problemas en la relación con los padres, cambios internos, pérdida de ilusión, inestabilidad en el trabajo, la llegada de un hijo…) afectan de manera directa al otro y, por lo tanto, al vínculo. De este modo, los cambios y movimientos internos pueden ser motivo de actualización, de revisión y de crecimiento para la pareja.
Los motivos de crisis que suelen traer a las parejas a terapia pueden ser diversos: discusiones constantes, falta de comunicación, las distintas búsquedas en el camino de vida, infidelidad, entrada en la rutina, nacimiento de un hijo o emancipación de los hijos (síndrome del nido vacío). Cada pareja es única, cada pareja tiene su propia historia, y desde esta mirada respetuosa trabaja la terapia Gestalt.
Cuando la pareja entra en un bucle a menudo puede resultar difícil encontrar una salida. Si los dos miembros de la pareja están dispuestos, la terapia Gestalt puede ayudarlos a encontrar distintas formas de relacionarse.